viernes, 31 de octubre de 2008

Lo que yo siento.





Se abalanzó hacia ella la muerte, la agarró y tiró de ella a donde los sueños y las esperanzas no llegan, donde los pulmones nunca respiran el viento fresco del mar, donde el corazón no salta por la emoción de mis labios contra los suyos.

Y corriste, amada mia, por los senderos por los que Dante se perdió en su “Divina Comedia”, pero tu hallaste la luz, tu seguiste el retumbar de los latidos de mi corazón, te tiraste de cabeza en un mundo de luz y color, donde los sueños tienen cabida, donde saboreaste la miel de mis labios.


¡Oh, esperanza! ¡Oh, amor!


Vencí, hallé. Ya no hay más sueños, ya no hay más llanto, ya no hay más dolor.


Tú eres mi sueño, después de tanto huir, después de tanto perderme, tanto vagar y divagar, tanto penar, te hallé, pues al fin tengo esperanza, ya no tengo miedo, ya nada taladra de pesar mi mente.


Por fin, soy feliz.


Te amo, como nunca amé a nadie.




...Peregrina de las Estrellas...