lunes, 2 de agosto de 2010

Sendero



Miró con desesperación todo aquello que abandonaba, todo aquello que amó, todo aquello que odió, todo lo que forjó su personalidad, su carácter, sus miedos, sus ilusiones, en fin, su mundo.
Todo aquello se resquebrajaba, llevaba meses roto, todo dolía menos pero más profundamente, como si la realidad ya no importase, como si todo fuera un sueño, como si emprender aquel viaje supusiera el fin de una era, el fin de la infancia, de la adolescencia, de su pre-madurez, aún era una cría, aún era solo una mujercita, tenía que afrontar nuevos retos, con ilusión pero con un terror tan profundo y desconocido que la desconcertaba.
Ella tan fuerte a los ojos de los demás, tan débil a sus propios ojos, tan llena de orgullo frente al mundo, tan cobarde y sola para su mente.
Una mujer muy amada le tendía una mano esperanzadora, un sendero nuevo, un sendero que partía de una encrucijada, deseaba tomarlo, lo había deseado por tanto tiempo que ahora que lo tenia ante si solo podía temblar, temblar de terror, temblar por las consecuencias y por eso se sentía débil, sola, desesperada y ante todo cobarde.
El sendero espera, pero no esperaría eternamente, no estaría parado pues era como un tren el cual la llevaría a mundos desconocidos, a sensaciones nuevas, a nuevas esperanzas y nuevos miedos, mas como todo tren partiría en algún momento, ¿y si ese tren no fuera el adecuado? ¿Y si su vida, tan dependiente de tantas cosas, pudiera quedar peor de lo que estaba? ¿Y si….? ¿Y si…?
Tantas dudas inundaban su mente, tanto dolor de cabeza por ello, pero no podía estarse toda la vida dudando, se decía así misma, no podía estar dependiendo de tantas cosas, era el momento de tomar una determinación, era el momento de enfrentarse a todos y a todo por su afán de superación, por permitirse ser feliz por no negarse ni un día más todo aquello que anhela, todo aquello que sabe la hará feliz.
Tenia que echar a volar, tenía que encontrar su lugar en el mundo y solo deseaba estar acompañada en ese trayecto por una persona, por una mujer.
Quiero que seas mi compañera, mi amiga, mi apoyo, mi amante, mi acicate en momentos de desesperación.
Quiero que cada recoveco de mi vida de aquí en adelante se llene de tu olor, de tu presencia, de tu cariño.
Quiero devolverte con intereses cada momento que has pasado conmigo, cada sonrisa que me has robado y cada lágrima que provoqué en ti.
Quiero que seas tu Estefanía y quiero que sea en Granada.


…Peregrina de las Estrellas….

P.D: Gracias por estar siempre.