domingo, 2 de diciembre de 2007

Rememorar



Tenía la mirada perdida y una sonrisa en las orejas.


Los labios rojos como la sangre,


que desparramada en mi copa de cristal bebí con sed insaciable.


Admiro la fuerza que transmites al caminar,


como la Pantera acechando a su presa.


Temo a tu lengua mordaz,


pues tu labia transformada en blasfemias sibilantes,


se me clavan en el alma.


La tez blanca como vampiresa,


la cual,


mediante sus mejores artes me embelesa,


me atrapa y nunca me deja descansar.



¡Y pensar que todo esto amé!


Y saber que lo sentí como si fuera real,


pero ahora distingo hacia donde va tu camino,


Pero ahora sé que nunca más tengo que fiarme,


de ti,


pero ahora,


al fin,


soy capaz de admitir que serás de las pocas que jamás olvidaré.



...Peregrina de las Estrellas...

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